Las primeros derechos humanos que se conocen se vinculan al nacimiento de la ciudad, en el Mundo Clásico, y eran sólo para los habitantes de la misma. Sin embargo, el antecedente principal de los Derechos Humanos tal y como los conocemos, para todas las personas, es a finales del siglo XVIII y su fundamentación era religiosa (todas las personas tenían derechos por ser hijos de Dios) o racional (por pertenecer a la misma especie) Más adelante, en 1789 durante la Revolución Francesa, se escribió la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano, pero que dejaba fuera a los niños y mujeres.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos
El dolor provocado por la Segunda Guerra Mundial (1939-45) fue inmenso pues implicó a numerosos países, luchando en todos los continentes, y conllevó la muerte de más de cincuenta millones de personas. Al finalizar la contienda, con la creación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a la que pertencen la práctica totalidad de las naciones de la tierra, se escribió la Declaración Universal de Derechos que son humanos porque protegen a todos los seres humanos, con independencia de su edad, de su sexo, de su religión y de su nacionalidad, y que son universales porque están reconocidos por todos los seres humanos a través de sus representantes en la ONU.
La Declaración se proclamó el 10 de diciembre de 1948 y los derechos señalados son, además de humanos y universales, imprescriptibles porque cualquier ser humano los adquiere al nacer y no se pueden arrebatar, son inalienables porque no se pueden vender o cambiar, son irrenunciables, porque no se puede renunciar a ellos, y son históricos porque se van ampliando con el paso de los años.
Los derechos de la mujer
Las mujeres han sido históricamente discriminadas así que su lucha por el reconocimiento de los mismos derechos que el hombre ha sido dura. En Europa, los antecedentes de esta lucha se hallan en iniciativas individuales como la francesa Olimpia de Gouges quien escribió la Declaración de los Derechos de la Mujer en 1789, o la inglesa Mary Wollstonecraft. También hubo hombres en esta lucha como el filósofo francés Condorcet.
Durante el siglo XIX, la lucha se centró en la consecución del voto femenino. En Inglaterra surgieron asociaciones que fueron reprimidas con dureza a pesar del apoyo de filósofos como Stuart Mill y el primer lugar en el que votaron las mujeres fue en 1869 en un estado de EEUU, Wyomin. Pero en general, la mujer no alcanza el derecho al voto hasta las guerras mundiales, por ejemplo las sufragistas británicas lo consiguen al finalizar la Primera Guerra Mundial (1918), en que provaron su valía en puestos antes reservados a los varones.
En España destacan personalidades como Concepción Arenal o Emilia Pardo Bazán. Finalmente, fue la diputada Clara Campoamor quien defendió y consiguió el sufragio femenino activo durante las cortes republicanas de 1932.
Los derechos del niño
Los menores son un colectivo muy vulnerable a los abusos, y aunque en los países desarrollados la mayoría encuentra sus derechos desarrollados, no todos los niños viven en esta situación de bienestar. En los países subdesarrollados las situación es bastante más grave, ya que la mayoría no reciben una educación adecuada, no disfrutan de una atención sanitaria apropiada y, con fecuencia, se ven obligados a realizar duros trabajos, en condiciones incluso de semiesclavitud.
Según denunician organizaciones vinculadas a la ONU, como UNICEF, u otras ONG que trabajan a favor de la infancia: uno de cada cuatro niños del planeta vive en la más absoluta pobreza, miles de niños están involucrados en conflictos armados, aunque no tengan edad para ser reclutados y gran cantidad de niños hacen labores peligrosas en minas o montañas de basuras, por no hablar de la esclavitud sexual. Como consecuencia no tienen tiempo ni posibiliades de cursar estudios que les permitan salir de su pobreza. Además, las deficientes condiciones sanitarias en que se hallan les hace presa fácil de enfermedades ya erradicadas en el mundo occidental.
En 1959, la ONU, tomando conciencia de esta situación, proclamó la Declaración de Derechos del Niño.
¿Qué podemos hacer?
No debemos consentir que se vulneren estos derechos pues implica dañar la dignidad del ser humano. Podemos denunciar en ONG especializadas en la defensa de derechos humanos, como Amnistía Internacional, pero existen también órganos judiciales en los que denunicar la violaciones de estos derechos e imponer penas. Los delitos tipificados en los tribunales internacionales suelen ser, entre otros, genocidio, crímenes contra la Humanidad (esclavitud, traslado forzoso de poblaciones, tortura, apartamiento en un ghetto, exterminio...), crímenes de guerra, etc.
A nivel europeo podemos apelar al Tribunal Europeo o Corte Europea de Derechos Humanos, con sede en Estrarburgo, Francia. A nivel mundial, la ONU favoreció la creación de tribunales para casos concretos como Ruanda y para la ex Yugoslavia, pero existe de forma permanente el Tribunal Penal Interancional que se encuentra en La Haya.
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