lunes, 20 de mayo de 2013

LA DISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA





La supervivencia del ser humano es muy difícil sin que forme parte de una comunidad porque una persona sola no puede producir todos los bienes y servicios que necesita. Es el conjunto de la sociedad el que proporciona los bienes y servicios necesarios: el agricultor produce alimentos, el obrero fabrica productos que usamos, el médico ofrece sus conocimientos para mejorar la salud, etc. Es una realidad que todos formamos parte de la sociedad: nos beneficiamos de ella y le aportamos alguna cosa.

Los bienes y servicios pueden ser públicos o privados. Una casa o un coche son bienes particulares o privados porque la propiedad es de la persona, o de grupos de personas, que la ha adquirido con su dinero, pudiéndole dar el uso que quiera siempre y cuando respete la ley. En cambio, hay otros bienes que son públicos como una carretera, un hospital o la red eléctrica: se han construido con el dinero de todos y todos tenemos derecho a utilizarlos. Con respecto a los servicios, éstos pueden ser también públicos o privados: hay hospitales, escuelas, bibliotecas, autobuses, etc., que son propiedad del Estado y otros que son propiedad de personas o entidades particulares.

Normalmente en las sociedades europeas ni todos los servicios son públicos, ni todos son privados. Los servicios de iniciativa privada garantizan la libertad de elección de las personas, porque si sólo existiera un único servicio público o privado no se podría escoger. También se estimula la competencia entre particulares para ofrecer servicios de calidad al mejor precio. Pero, por otro lado, el Estado garantiza que todas las personas tienen acceso a unos servicios fundamentales y de calidad, evitando que nadie se quede al margen. Además, algunos servicios son tan costosos y complicados que requieren la intervención del Estado, como las grandes infraestructuras.

Pero es un gran error pensar que los servicios públicos, por el hecho de ser todo el mundo, no son de nadie. Justo porque son de todos hay que cuidarlos mejor porque tenemos la responsabilidad cívica de permitir que los disfruten otras personas, al igual que nos gusta disfrutarlos a nosotros. Admeás, conviene considerar que los bienes comunes no son sólo objetos, también lo son el patrimonio natural, cultural, históricos, etnográfico...

La principal fuente de recursos económicos del Estado son los impuestos: el dinero que, según la ley, los ciudadanos han de pagar al Estado para contribuir al gasto público.

Es cierto que el pago de impuestos es una obligación, pero también un acto de responsabilidad social y de solidaridad con los más desfavorecidos. La justicia distributiva o principio de solidaridad señala que la riqueza del conjunto de la población se distribuya entre todos los individuos, de manera que nadie quede totalmente al margen de sus beneficios.

Después del sufrimiento que originó la Segunda Guerra Mundial (1939-45), se generalizó en los países de Europa Occidental el Estado del Bienestar o Estado Social, según el cual el Estado grantiza a toda la población un nivel mínimo de ingresos y servicios sociales, a fin de que, en caso de enfermedad, vejez o pérdida del puesto de trabajo, las personas que no se queden sin recursos ni asistencia. Todos estos servicios se realizan a través de la Seguridad Social que se financia también con la aportación de los ciudadanos, a través de una retención que las empresas hacen del sueldo de sus trabajadores. Las prestaciones más frecuentes son la prestación médica, el subsidio de paro, la pensión de jubilación, la pensión por invalidez y la pensión por viudedad u orfandad.



Esta intervención del Estado no ha ocurrido siempre ni se practica en todas partes. De hecho, países tan importantes como EEUU, Canadá o Japón carecen de Seguridad Social, debiendo recurrir los ciudadanos, si es que pueden, a seguros privados. Incluso con la actual crisis económica podemos decir que el Estado del Bienestar se está viendo sometido a muchas críticas en los países de Europa Occidental.


Más información sobre el Estado del Bienestar...

¿Quiéres saber en cómo se distribuyen los impuestos en el Estado Español? ¡Observa éste interesante enlace!


jueves, 16 de mayo de 2013

VII Día del Centro: Origami

El origami (折り紙?) es el arte de origen japonés consistente en el plegado de papel para obtener figuras de formas variadas. En español se denomina usualmente papiroflexia, aunque su nombre oriental, origami, también está muy extendido. Otra palabra para referirse a este arte es cocotología.
En el origami no se utilizan tijeras ni pegamento o grapas, tan sólo el papel y las manos. Aún así, con sólo algunas hojas de papel pueden obtenerse distintos cuerpos geométricos (incluso poliedros) y figuras parecidas a la realidad (animales, personas, flores, objetos, etc). Las distintas figuras obtenidas a partir de una hoja de papel pueden presentar diferentes áreas (según la porción de papel que queda debajo de otra) y varios volúmenes.
La particularidad de esta técnica es la transformación del papel en formas de distintos tamaños y simbología partiendo de una base inicial cuadrada o rectangular que pueden ir desde sencillos modelos hasta plegados de gran complejidad. Los sujetos preferidos para modelar son animales y otros elementos de la naturaleza como flores y árboles entre otros motivos.
Con el origami se hace posible elaborar lo pensado y lo inimaginable, todo lo que constituye el medio que nos rodea y en el cual vivimos: Fauna y flora de todos los continentes, la vida urbana, herramientas de nuestra cotidianidad, dinosaurios, dragones, estrellas y otros astros que imiten el universo.

(información de la Wikipedia)

Origami Colibrí

Origami Mariposa

Origami Corazón

Origami Pescaito

Origami Rana


Cajita Origami