miércoles, 24 de octubre de 2012

SER PERSONA. Ciudadanía

¿Qué es lo que nos distingue de los animales? Tradicionalmente habrás escuchado que es nuestra inteligencia racional, pero realmente el ser humano tiene muchas facetas que lo distinguen de los animales. SER PERSONA comprende varias dimensiones: la dimensión racional, la dimensión emocional, la dimensión social y la dimensión moral. 

La primera dimensión se refiere a la capacidad de relacionar conocimientos para resolver una determinada situación, por ejemplo interpretar unos horarios de autobús para llegar a tiempo o identificar accidentes geográficos en un mapa mudo corresponden a esta dimensión. Hay personas muy inteligentes en este sentido, que obtienen buenos resultados en los test de inteligencia, pero que no son capaces de llevar a cabo una vida satisfactoria por su falta de habilidad en otros aspectos.

 La inteligencia emocional se puede definir como la capacidad para supervisar los sentimientos y emociones de uno mismo y los demás. La inteligencia emocional es clave para tener éxito en nuestras relaciones con los demás y comprende cuatro destrezas básicas: percibir y expresar emociones (saber qué estoy sintiendo y saberlo expresar verbalmente, así como los sentimientos de los demás); potenciar emociones (aprender a potenciar, a desarrollar las emociones positivas que me ayudan en la vida y me hacen sentir bien, no encerrándome en los sentimientos negativos) lo cual ayuda a desarrollar una buena autoestima; comprender las emociones (analizar las emociones que sentimos, siendo capaz de determinar qué/quién ha originado esas emociones, por qué nos sentimos así); y, finalmente, gestionar los estados emocionales (decidir conscientemente qué vamos a hacer con esa emoción que sentimos, ej. si estoy enfadado/a por algo, puedo expresarlo verbalmente de forma asertiva, puedo también gritar, puedo además tirar cosas al suelo... y esta acción es una elección que yo hago)

La dimensión social del hombre es muy importante ya que las personas llegamos a ser lo que somos en sociedad, ninguna persona que se haya criado en total soledad ha podido desarrollar sus capacidades correctamente (ej. el caso de los niños criados por animales que no llegan tan siquiera a aprender a hablar ni desarrollan su inteligencia) La dimensión social consiste en una serie de habilidades para interactuar con las demás personas, como puede ser la escucha activa, el estilo de respuesta asertivo, el autocontrol, la capacidad para saber decir que no, la empatía... y es debida a la inteligencia racional y emocional. La inteligencia social se puede y debe entrenar.
Los hombres, salvo excepciones, siempre han vivido en sociedad. Las primeras comunidades humanas eran nómadas y sus relaciones sociales eran sencillas, existiendo bastante igualdad entre sus miembros. Más tarde, las comunidades humanas desarrollaron la agricultura y ganadería por lo que se hicieron sedentarias, así como las relaciones sociales se complejizaron porque los individuos fueron especializándose en distintas funciones (el rey, el agricultores, el sacerdote, los artistas..) Aunque existen animales que también poseen vida social, sobre todo los grandes simios, el hombre ha desarrollado mucho más este aspecto, hasta el punto de que nuestro cerebro se halla determinado para sentir emociones que ayudan a la vida en común: la empatía, el altruismo, la confianza, la compasión, la solidaridad...
El desarrollo moral del ser humano se produce por medio de experiencias que acumula de forma progresiva, y se aprenden en la familia y luego en la escuela, así como a través de los medios de comunicación, los amigos... La sociedad nos enseña las normas y valores básicos para poder relacionarnos con los demás, ahora bien, el desarrollo moral no significa que la persona sea cada vez mejor, sino que va adquiriendo mayor capacidad para emitir juicios morales y elaborar sus propios razonamientos morales. Un psicópata es una persona inteligente, puede que incluso socialmente... pero es una persona cuya escala de valores es distinta a la social y cuyo primer principio es la satisfacción de sus intereses cueste lo que cueste.
Este proceso de desarrollo  moral se alcanza en dos etapas: la etapa heterónoma, que comprende desde la infancia hasta la adolescencia, cuando los aprendizajes morales se realizan a través de las conductas más que con las palabras, y vienen impuestos desde fuera (el niño cree que es bueno lo que su familia le hace ver que es bueno) La etapa autónoma comienza en la adolescencia y consiste en establecer las propias normas y principios morales. Los adolescentes comienzan a tener capacidad crítica y a cuestionar las normas de sus mayores.